Hoy converse con mis miedos; hoy aprendí de ti, supe que mis temores son los mismo que los tuyos, que el vivir es no dejar de soñar y el soñar es dejar de vivir; que la felicidad se la reconoce solo, que la gente solo causara distracción; que aunque navegamos en barcos distintos seguimos en el mismo rio, que hemos cometido los mismos errores y que queremos seguir remando hacia adelante, no dejes que la corriente te gane, me decepcionarías y lo peor es que tal vez me arrastrarías; gratificante fue saber que lo mío es un pequeño huracán a lado de tu gran tormenta, y que mi gran tormenta es tu pequeño huracán; al reflejarnos en este espejo aprendí de nuestras victorias y a defender nuestros fracasos. Gracias por confiar en mí, gracias por abrir mis ojos, gracias por ponerme al frente de mis errores, de mis defectos; gracias por sin una sola palabra enseñarme el camino que debo seguir.
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